A pesar de la mejoría de los ríos la apertura de la temporada truchera se salda con múltiples denuncias y malos resultados

A pesar de que los ríos van mejorando no tanto en la temperatura del agua, que sigue siendo muy baja, como en sus caudales, se sigue pescando poco y mal. El descontento y los ceros son la tónica general tanto en los cotos como en los tramos libres. Además las pocas capturas que se realizan son truchas grandes o muy pequeñas, lo que podría deberse a la acción de los cormoranes que han dejado maltrechas las poblaciones de entre 20 y 25 cms. El pasado martes en el azud de Villomar, en el tramo libre sin muerte del Esla, que discurre en perfectas condiciones para la pesca, se podían apreciar media docena de enormes truchas ninfeando y cebándose, pero ninguna de tamaño pequeño o mediano como en años anteriores. Este tramo ha estado muy castigado por los cuervos marinos todo el invierno. Lo mismo está sucediendo en otros ríos como el Porma, el Órbigo e incluso el Curueño. Tan solo en algunos ríos bercianos como el Valcarce y en el Eria y Duerna que discurren perfectos de caudal, se ha pescado menos mal, que tampoco bien.

Lo que se ha incrementado de forma espectacular es el número de denuncias y retirada de cañas realizadas no tanto por los agentes forestales como por la Guardia Civil a través del Seprona. La nueva normativa que, en unos casos se desconoce y en otros se ignora, ha sido demoledora. En el Curueño y en el Torío se han efectuado numerosas denuncias a pescadores que tenían una ninfa como rastro en el aparejo de mosca ahogada. Otras denuncias frecuentes se producen cuando la cucharilla no lleva los anzuelos con la muerte bien aplastada. Sería conveniente en este sentido que las tiendas vendiesen este señuelo ajustado a la normativa. También el cebo natural y el tamaño de los anzuelos han producido alguna denuncia.

Entierro simbólico

Miembros de Pescaleón han efectuado en la márgenes de varios ríos leoneses el entierro simbólico de una cesta de pesca al lado de la cual han plantado un árbol. Pretenden con este acto denunciar la falta de truchas en los ríos y la desidia de la Administración en su cuidado. El entierro de la cesta no significa necesariamente que estén de acuerdo con suprimir la pesca tradicional. En todo caso la salvación de la trucha no se conseguirá por el hecho de «Prohibir», sino de educar, mentalizar y conservar, dirigiendo los esfuerzos a mantener la calidad de las aguas y la conservación de las riberas.